Carpintería, Durazno, 15 de julio de 1904.
Juan de Dios:
Laudelina, tu esposa, mi querida y única hermana, ha muerto. Volvió a la tierra poco después que, abrazadas y llorando, te viéramos partir junto a los bravos de Aparicio.
Tuya,
Ramona.
PD: Una vida se va, otra llega. El retoño de tu raza criolla crece en mi vientre. Si la Patria te devuelve vivo, ¡viva la Patria!
Masoller, amanecer del 5 de septiembre de 1904.
Ramona, querida mía:
La nueva acerca del gurí en camino me devuelve el rumbo que una bala perdida me quitó días atrás. Cayó el General. La Patria es de los dotores.
Juan Dios.
P.D: Espérame.
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